Enfrentando los retos de la vida
La vida es un ciclo en constante cambio que trae desafíos a nuestra vida. Algunos de ellos son bienvenidos porque traen alegría y felicidad, pero otros nos llevan al borde de la desesperación y la ansiedad.
La pregunta que debemos hacernos es; ¿Cómo afrontamos los retos de la vida?
Leamos el siguiente pasaje del libro de Filipenses en el que el apóstol Pablo explica cómo el ha aprendido a lidiar con los desafíos de la vida:
“Cuánto alabo al Señor porque vuelves a preocuparte por mí. Sé que siempre te has preocupado por mí, pero no tuviste la oportunidad de ayudarme. No es que haya tenido alguna necesidad, porque he aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir de casi nada o de todo. He aprendido el secreto de vivir en cada situación, ya sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o poco. Porque todo lo puedo en Cristo, que me fortalece. Aun así, has hecho bien en compartir conmigo mi dificultad actual ".
Filipenses 4: 10-14 NTV
El Apóstol había aprendido a no desesperarse en los momentos más difíciles de su vida. Cuando leemos el pasaje sentimos que el nunca tuvo ansiedad o estrés, pero en realidad lo aprendió poco a poco (v 11). Pablo estaba encadenado en una prisión romana cuando escribió la carta. Este es un proceso de desarrollo que descubrirá nuestros defectos e insuficiencias. Cristo usa esos momentos de prueba para moldearnos, limpiarnos, fortalecernos. Es a través de esos momentos de prueba que llegamos a saber quiénes somos realmente y lo que Dios quiere eliminar y agregarnos.
No hay mejor testimonio que mantener la calma cuando todo lo que nos rodea parece desmoronarse, porque vivimos en la seguridad de la compañía de Dios. Incluso en las situaciones más injustas por las que podríamos pasar, como cuando tu jefe te asigna algo injusto e inmerecido pero lo pasamos en paz. Sabemos que si estamos en obediencia y estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos, veremos la mano de Dios obrando a nuestro favor.
El hombre es una criatura de hábitos y le gusta la estabilidad, por eso siempre que nuestras circunstancias cambian nos sentimos perdidos y desesperados. Ser capaz de vivir una vida, en la que no ha podido cumplir sus sueños sin agitarse o sentirse infeliz es vivir con contentamiento. Dios conoce nuestros sueños y anhelos y su palabra nos dice que El quiere concedernos todos nuestros deseos.
Salmo 37: 4
"Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón".
Salmos 37: 4 NTV
El secreto que el apóstol Pablo quiere compartir es que si obedecemos a Dios y hacemos lo que Él nos pide que hagamos, cualquier situación que enfrentemos siendo dulce o amarga funcionará en nuestro favor. Eso es lo que David está diciendo en el salmo, "deléitate en el Señor", en otras palabras, sé obediente y sigue sus instrucciones y Él te dará tus deseos en el momento adecuado y de la manera correcta.
Es posible vivir cualquier situación difícil con una sensación de paz si no dudamos de la presencia de Dios en nuestras vidas. No importa si son necesidades económicas, rechazo o soledad.
Muchas veces tendemos a mirar al otro lado de la cerca, miramos la vida de otra persona y la deseamos. Pero todo lo que se necesita es estar en la vida de esa persona para darse cuenta de que es tan infeliz como nosotros. El secreto es entregar nuestra vida a Cristo y no luchar. Luchamos contra Él porque queremos todo rápido y en nuestros términos. Dios sabe que tenemos una visión limitada de nuestra vida. ¿Quién puede competir con el Dios todo poderoso, omnipresente y omnisciente para definir nuestro futuro?
Cuando entregamos nuestra voluntad, todo lo que sucede es que Dios realinea nuestra vida para cumplir Su propósito y nuestros sueños al mismo tiempo. Pensemos en ello, si dejamos que Dios cumpla Su propósito en nosotros, haciendo lo que Él diseñó que seamos; ¿Qué mejor sentimiento de logro podemos tener?
¿Qué es lo que todos quieren? Felicidad y plenitud.
El problema con nosotros es que, como no conocemos mejor, buscamos satisfacer nuestras vidas con cosas que no agregan significado o propósito a nuestras vidas. Perdemos nuestra vida tratando de ganar lo que perece, lo que es hoy y mañana se ha ido. Las malas relaciones, las decisiones económicas incorrectas, decisiones en el momento equivocado, todo eso es lo que trae dolor y sufrimiento, que Dios quiere que evitemos si obedecemos sus instrucciones.
El apóstol Pablo aprendió a llevar la fuerza y la paz de Dios a sus debilidades. Aprendió a esperar y esperar en paz. Si Dios lo prometió, está hecho. Todo lo que tenemos que hacer es confiar y esperar.
Tu alternativa es luchar contra Él y ser miserable el resto de tu vida.
¿Estás dispuesto a poner tu futuro en sus manos?
©2020 Inmerso